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viernes, 26 de abril de 2013

Adoración... "los adoradores en espíritu y verdad" (Juan 4:23-24)


Un llamado a la Adoración (Juan 4:23-24)
Actualmente existe un gran problema en el cristianismo (la iglesia misma), y es la falta de adoradores (falta de adoración a Dios), se habla de que hay miles de cristianos, pero no adoran y muchos de quienes lo hacen, lo hacen mal, de manera que no logran cumplir el mandato de Jesús en (Juan 4:23-24) RV95 el cual nos dice: “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren. Dios es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren”.

La nueva generación de cristianos no son adoradores, ellos piensan que eso ya ha pasado de moda, que no hay necesidad de postración ante el Santísimo Dios; muchos no creen ni siquiera en el culto ni en la iglesia. A diferencia de estos están los cristianos tradicionales, los cuales nos obligan a venerar al Santísimo Dios; lo malo es que centran su religión en culto e iglesia (culto más que la “praxis” o práctica, sumisión a la iglesia más que adoración verdadera).

En este contexto quiero presentar esta reflexión, que nos lleva a ser promotores de un “culto” el cual es servicio, un servicio que es ofrenda de dones ante Dios y nos invita a penetrar en la adoración cristiana. Se necesitan nuevos adoradores, que descubran a Dios por medio de Jesucristo.

Diferenciemos algunos términos
Alabanza: Expresión de gozo y canto por la inmensidad y gracia de Dios. ¡Cuán hermoso eres tu oh Dios! ¡Cuán maravilloso es el hombre (humanidad: mujer y varón) cuando está en tu presencia! Es por eso que te cantamos e incluso bailamos desde el fondo mismo de nuestras vidas.
Adoración: Postrarse o inclinarse en sentido de reverencia, es rendir ante Dios nuestros dones, porque es Santo, porque es grande. ¡Yo le ofrezco mi existencia (mi vida) al inclinarme (postrarme, venerarlo, arrodillarme, humillarme) delante de su presencia!
Bendición: Palabra buena, que proviene de Dios y nos llena, ofreciéndonos espacio de existencia. Es por esto que nosotros devolvemos a Dios la bendición (¡Te bendecimos Señor!) ofreciendo con esto palabra buena a todos los seres del cielo y la tierra, con una gran especialidad en los hombres (humanidad) que son nuestros hermanos.
Glorificación: Gloria quiere decir brillo de Dios, es la santidad gozosa, la cual nosotros descubrimos como cielo o plenitud de la existencia. Dios nos glorifica (nos salva) por medio de Cristo. Es por esto mismo que nosotros respondemos a él, devolviéndole la gloria (¡Te damos gloria Dios! ¡Gloria a Dios!).
Agradecimiento: La alabanza puede entenderse como gesto y palabra de acción de gracias. Todo lo que somos lo recibimos de manera gratuita, es por esto mismo que nos gozamos y lo devolvemos todo a Dios en señal de gratitud la cual queremos expandir también hacia los hombres (humanidad), que son hermanos nuestros.

Después de la alabanza, viene la adoración:
Cuando dirigimos los ojos hacia Dios, admirándolo y cantando su grandeza, volvemos y nos observamos, vemos hacia nuestro adentro (nuestro interior) y nos preguntamos ¿Qué podemos hacer? Nos vemos tan pequeños y dependientes delante de Él, tan pecadores, pero al mismo tiempo, sostenidos por su gracia la cual nos alienta y nos sostiene, es allí cuando entramos en  adoración, pero ¿cómo podemos entender la adoración? Debemos comprender la palabra adoración en los tres idiomas importantes:

Histajawah/Adoración (en hebreo): Es postrarse totalmente en el suelo (inclinarse hasta el suelo). Este es un gesto utilizado por los siervos orientales, los cuales se inclinan y arrojan al suelo ante sus señores, mostrándoles de esa manera una total dedicación y hacerles ver su impotencia. A lo largo de la historia hay muchas personas (hombres y mujeres) que se han postrado completamente en el suelo, en sentido de sumisión y reconociendo su propia pequeñez delante de Dios, el cual los levanta de la tierra y los invita a caminar con Él.

Proskynein/Adoración (en Griego): doblar la rodilla, esto sucede en la escena de los sabios (magos) de Oriente según (Mateo 2:8), los cuales se inclina y se arrodillan ante el niño de Belén (Jesús), este gesto de inclinación hace ver el sentimiento de ellos hacia Dios (no se sienten dignos de hallarse en pie ante su presencia). Se dejan caer ante los pies de Dios (el Niño Jesús) demostrando de esta manera su homenaje y reverencia; entregándole de esta manera su vida y sus dones, presentándose como siervos de aquel (Dios) a quien adoran.

Adoratio/Adoración (en Latín): ad-orare, dirigirse orando a otro, de esta manera se insinúa al gesto de aquella persona que se inclinaba hasta besar el suelo delante de aquel a quien le ofrecía reverencia o, simplemente, besa a quien adora, demostrándole así su amor y cariño. En este sentido, se puede decir que adorar significa amar, es como compartir el mismo aliento con aquel a quien amamos (esto nos vincula con él por medio de la respiración y la palabra)

En cualquiera de estos tres sentidos, desde el postrarse en suelo hasta el beso de amor entre iguales, es claro que la adoración implica el reconocer que mi vida está en manos de otro, ante el cual me arrojo, o me arrodillo, o le beso en la mano, los pies o la frente, e incluso dejando que él me bese, ya que vivo de su vida y respiro con su aliento. Desde este fondo se vincula la adoración y la alabanza de (Lucas 2:14) RV60 que dice "¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!" ya que parten de una misma experiencia sagrada pero con matices diferentes.

Después de esto podemos decir que alabanza es la respuesta de júbilo de nosotros los hombres, que viendo a Dios, nos olvidamos de nosotros mismos, por admirar y contemplar su grandeza; por eso es que cantamos y elevamos palabras jubilosas. Por el contrario, la adoración es la respuesta del que, viendo a Dios, mira hacia él mismo (su interior) y se siente (se reconoce) indigno, por lo mismo se inclina hasta el suelo, para que quién le ama (Dios) lo eleve y le bese, ya que solo se puede adorar en verdad a aquel que puede besarnos y animarnos con su aliento.

Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad
Nuestro modelo y el centro de nuestra adoración debe ser Cristo, quien ofreció a Dios su vida (en espíritu y verdad), tal como lo dice (Juan 4:23) “Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que lo adoren.” Esta es la verdadera y única adoración: vivir como lo hizo Jesús, procurando que nuestra vida sea rica (espiritualmente “ser enriquecidos por la fuerza del Espíritu Santo”) y gozosa ante Dios, haciéndolo como muestra de verdad.

Está bien inclinarse y arrojarse hasta el suelo ante Dios, como siervos (según la línea Hebrea), también es bueno arrodillarse ante nuestro Dios, viéndole como a nuestro Señor (según la línea griega) pero más que eso nosotros debemos adorar a Dios, ofreciendo todo lo que existe y aún más que eso, ofrecernos nosotros, a nosotros mismos, en espíritu y verdad, ser una ofrenda viva, santa y agradable, sabiendo que éste es nuestro culto racional, así como lo resalta Pablo en (Romanos 12:1). Adorar no solamente es estar delante de Dios, sino vivir con Dios, como gesto de gratitud, por darnos vida con su vida y dejarnos respirar con su aliento, y no solo eso, sino que también por levantarnos y animarnos con un beso, el cual nos hace amigos de Él. Es por esto que le adoramos y le rendimos culto, es por eso que debemos adorarle siempre.

Cuando llegamos a realizarnos como humanos plenamente iluminados por Cristo (ser humanos plenos), desplegamos nuestra vida ante Dios, y esto es el culto y la adoración que ofrecemos (adoramos en espíritu y verdad). Cuando alcanzamos esto nosotros vemos desde Dios hacia nosotros mismos, ya no nos arrodillamos y nos tiramos al suelo de manera servil (siervo), porque Dios nos ha levantado y nos ha besado (nos ha hecho sus hijos, sus amigos), ahora lo haremos con gesto de exaltación, de agradecimiento, es más, podemos ponernos de pie ante el don divino; porque podemos vivir, caminar  y realizarnos por Él (Cristo) y con Él (Cristo). Desde este punto, la adoración se vuelve un compromiso de existencia humana, siguiendo el camino de la entrega redentora de Cristo.

Dios nos libra de todas las otras maneras de adoración, social, política o religiosa, no debemos inclinarnos o postrarnos ante nadie, ni ídolos, ni ciencia o naturaleza, ni ante reyes, presidentes o tiranos, ni ante el estado, leyes o decretos, ni ante partidos políticos o clases sociales que puedan pedir adoración. Por esta razón nosotros los cristianos no adoramos a ninguna jerarquía de la tierra, aun cuando ella diga que es sagrada.


Adorar a Dios por su revelación, por nuestra redención y por su comunión
Solo a Dios veneramos y a él adoramos, lo hacemos por tres razones: primero por su revelación (Dios se reveló “encarno” como humano “el niño de Belén, Jesús mismo” en este mundo). Segundo, por su muerte (Dios ofrece su vida y la comparte con todos los hombres, estando en medio del mismo dolor). Tercero, por su comunión (Dios, que es vida, comparte la vida con nosotros). A la luz de estas tres razones, descubrimos que Dios ya no se presenta como un poder aplastante o como un Señor que intimida, sino que se nos revela por medio de la vida frágil de un Niño (Jesús) quien es humano, el cual por amor, se entrega hasta la muerte, y muerte de cruz, por todos nosotros, sus hermanos, sus amigos, para salvarnos y darnos vida, comparte la vida con nosotros (en comunión). Es por esto la adoración de nosotros los cristianos, hacia Dios, por eso podemos adorarle y debemos adorarle, debemos tener una vida de adoración a Dios.

Adorarlo por su Revelación (encarnación)
Al descubrir a Dios por medio de un Niño (Jesús) los de ese tiempo le ofrecen dones de sabiduría y riquezas humanas (Incienso, Oro y mirra). Adorar a Dios, actualmente, significa ofrecer nuestros dones a todo niño, para que así, pueda vivir, aun cuando se hallen amenazados por Herodes (personas que tengan miedo de perder sus privilegios, o reinados de poder injusto), con esto se puede decir que adorar a Dios en su revelación es ponerse al servicio de la vida que nace, es lograr crear un mundo donde los niños puedan crecer en amor, paz y esperanza.

Adorarlo por nuestra redención (su crucifixión)
Al adorarlo en su nacimiento, se sigue adorando en su crucifixión, esto es ponerse al servicio de todos los crucificados, es decir, de aquellos que son expulsados, marginados, que se hayan al borde de la muerte. Es volverse amigos y compañeros (defensores y libertadores) de los que sufren en la tierra. Adorar a Dios significa amar y servir a sus pobres, Besar a Dios es acompañar a los que sufren.

Adorarlo por la comunión (compartir la vida eterna)
Este es el momento de máxima adoración ante el Santísimo (Dios), el cual se muestra tres veces santo. Aquí es donde se da el beso verdadero de la adoración, cuando Dios comparte su vida con nosotros y nosotros estamos en comunión con Él. Solo aquí podemos caminar tomados de su mano y respirando su aliento, en este momento, cuando estamos llenos de él, podemos adorarle en “espíritu y verdad”.

Adorar es más que Inclinarse o postrarse, es accionar
Ahora no solamente debemos conformarnos con arrodillarnos o postrarnos, debemos “besar a Jesús (Dios)” ya que encontramos a Jesús, en las personas más pequeñas de la tierra (los niños), y en los que sufren (hambrientos y encarcelados “la cruz”), pero sobre todo, en los hermanos con los que nos relacionamos (tenemos comunión, ser fraternales y compartir la comida). Esto nos lleva a adorar a Dios y solo a Dios, en los niños, en los que sufren, y en nuestros hermanos, haciéndolo como símbolo de respeto, solidaridad y mutua ayuda (dar un beso de amor)

Debemos respetar a todos los hombres de la tierra, quererlos como hermanos nuestros, siendo hermanos de Jesús e hijos de Dios; pero no debemos inclinarnos ante aquellos que se sientan grandes (poderosos opresores). Nosotros debemos ser adoradores en un gesto de amor a los pequeños, ya que en ellos, descubrimos la presencia de Dios que viene y se revela según (1 Corintios 1:27-28) que nos dice “sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es”. Debemos adorar a Dios por medio de ellos, en gesto de servicio reverente, ya que a Dios no le podemos adorar, si no se manifiesta primero nuestro amor ante los hombres.

Primero está la gracia de Dios, la cual se muestra en Cristo, por nosotros los hombres, nos convertimos en: lugar de Dios y portadores del evangelio. Como respuesta nosotros adoramos a Dios sirviendo a los pequeños, pero esto es solo como segundo plano, ya que es una consecuencia del adorar a Dios en espíritu y verdad, por tanto ha de hacerse y vivirse de una forma gozosa y creadora.

Dios sigue buscando adoradores, que le adoren en espíritu y verdad, busca personas como tú y como yo, los cuales le hemos conocido, le hemos visto y hemos tocado sus heridas, y mejor aún, caminamos con él, de su mano, besándole, viviendo con su vida, y respirando con su aliento, desde el momento que nos levantó, cuando estábamos postrados en el suelo, cambio nuestras vidas y nos hizo amigos de él, por eso le adoramos. El estar al servicio de los pobres y crucificados es solamente una característica de la adoración a Dios, el mostrar amor hacia el hombre es simplemente un reflejo del amor que Dios nos ha dado. La verdadera adoración es amar a Dios, y ofrecerle nuestros dones (nuestra vida) día a día, en gratitud.


lunes, 22 de abril de 2013

En busca del Buen Pastor: Un pastor de Amor… (Juan 10:12-18)


Ante la problemática actual de la gran CRISIS PASTORAL, es necesario mostrar la imagen bíblica del pastor. Se cree que el problema está en la falta de vocación por ser pastor, pero a mi parecer, no es solamente eso, puede ser más bien por la falta de conciencia y tarea pastoral. Lo bueno es que esto no es un problema de muerte, al contrario esto puede y debe ser el principio de un nuevo nacimiento, de nuevos ministerios y liderazgos eclesiales. En el Evangelio de Juan encontramos la explicación más acertada dicha por la personas mejor calificada para este tema (Jesús) Este evangelio nos dice (Juan 10:12-18) NVI "Yo soy el buen pastor.  El buen pastor da su vida por las ovejas. El asalariado no es el pastor,  y a él no le pertenecen las ovejas.  Cuando ve que el lobo se acerca,  abandona las ovejas y huye;  entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. Y ese hombre huye porque,  siendo asalariado,  no le importan las ovejas. "Yo soy el buen pastor;  conozco a mis ovejas,  y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él,  y doy mi vida por las ovejas.  Tengo otras ovejas que no son de este redil,  y también a ellas debo traerlas.  Así ellas escucharán mi voz,  y habrá un solo rebaño y un solo pastor.  Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla.  Nadie me la arrebata,  sino que yo la entrego por mi propia voluntad.  Tengo autoridad para entregarla,  y tengo también autoridad para volver a recibirla.  Éste es el mandamiento que recibí de mi Padre."
 
Jesús el Buen Pastor (Una Imagen Bíblica)
A manera de Introducción:
La figura del pastor y su rebaño no nos pertenece, es tomada del mundo cotidiano del antiguo oriente. Aunque este pasaje de Juan (y la figura de Jesús, el Buen Pastor) influye mucho en la visión posterior de la iglesia cristiana, la cual toma a sus ministros como PASTORES e interpreta su acción ministerial como PASTORAL.

 En el antiguo Oriente (Babilonia, Asiria…), un Pastor era el rey, el cual protegía y guiaba a sus rebaños de hombres. Ejerciendo desde arriba su oficio, como ministro superior de Dios: el debía ayudar a los débiles y proteger a los enfermos, podemos decir entonces que en el Reino de Dios, un Pastor es aquel que cuida del rebaño grande de los hombres. En este mundo el Pastor es el buen rey divino… como se puede notar, en esta imagen tan valiosa, se corre el riesgo de establecer una distancia entre el guía-pastor, el cual es el único individuo activo (en otras palabras el único ser libre), y el resto de los hombres, se ven como rebaño pasivo. Es por esto mismo que, en Grecia, se va apagando la imagen antigua de los reyes pastores con la invención de la democracia.

 El Pastor en el Antiguo Testamento
El primer pastor es Abel (Génesis 4:2) “Abel se dedicó a pastorear ovejas”  luego sigue el hijo de Lamec, Yabel (Jabal), que fue el padre de todos los que crían ganado y viven en tiendas (Génesis 4:20), también están los Patriarcas, los cuales fueron pastores de ganados. En realidad la Biblia está llena de Pastores, aún cuando la cultura dominante de Israel acaba siendo agrícola y urbana. Otro personaje es David, el cual era pastor de ovejas en los campos de Belén según (1 Samuel 16:11). El recuerdo de David, se ha mantenido vivo en la tradición mesiánica. De hecho (Salmo 78:70-72) NVI nos dice “Escogió a su siervo David,   al que sacó de los apriscos de las ovejas, y lo quitó de andar arreando los rebaños  para que fuera el pastor (rey) de Jacob (Israel),  su pueblo; el pastor de Israel,  su herencia. Y David los pastoreó con corazón sincero;   con mano experta los dirigió.” Esto hace entender que su oficio y tarea de pastor de ovejas, sirve de base simbólica para entender su trabajo de pastor del pueblo.

Dios mismo se muestra como un pastor que cuida su rebaño de hombres, especialmente de su pueblo, Israel (ahora la Iglesia es su pueblo), tratándolo con amor, (Isaías 40:11) NVI nos dice “Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho; y guía con cuidado a las recién paridas.” También (Jeremías 31:10) NVI nos hace ver este mismo Dios como pastor el cual nos dice “Naciones, escuchen la palabra del Señor, y anuncien en las costas más lejanas: El que dispersó a Israel, lo reunirá; lo cuidará como un pastor a su rebaño”.

Realmente el Antiguo Testamento nos hace saber que Dios es el Pastor de Israel, El (Salmo 23:1) NVI dice “El Señor es mi pastor; nada me faltará.” Por último uno de los pasajes donde más se le reclama a los pastores es Ezequiel el cual nos hace ver las faltas de los pastores de esa época (Faltas que en la actualidad aún las cometen algunos pastores) y nos muestra como Dios mismo se vuelve pastor para cuidar a sus ovejas. (Ezequiel 34:5-12) NVI nos dice: “Por eso las ovejas se han dispersado: ¡por falta de pastor! Por eso están a la merced de las fieras salvajes. Mis ovejas andan descarriadas por montes y colinas, dispersas por toda la tierra, sin que nadie se preocupe por buscarlas. Por tanto, pastores, escuchen bien la palabra del Señor: Tan cierto como que yo vivo afirma el Señor omnipotente, que por falta de pastor mis ovejas han sido objeto del pillaje y han estado a merced de las fieras salvajes. Mis pastores no se ocupan de mis ovejas; cuidan de sí mismos pero no de mis ovejas. Por tanto, pastores, escuchen la palabra del Señor. Así dice el Señor omnipotente: Yo estoy en contra de mis pastores. Les pediré cuentas de mi rebaño; les quitaré la responsabilidad de apacentar a mis ovejas, y no se apacentarán más a sí mismos. Arrebataré de sus fauces a mis ovejas, para que nos les sirvan de alimento. "Así dice el Señor omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño. Como un pastor que cuida de sus ovejas cuando están dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las rescataré de todos los lugares donde, en un día oscuro y de nubarrones, se hayan dispersado.”

Aún los jefes de Israel reciben características de Pastor, aunque aparentemente nunca se les atribuye directamente ese título, el cual será propio del Mesías: (Ezequiel 34:23-24) NIV dice “voy a salvar a mis ovejas, y ya no les servirán de presa. Yo juzgaré entre ovejas y ovejas. Entonces les daré un pastor, mi siervo David, que las apacentará y será su único pastor.  Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho.” Es aquí donde llega la imagen del Pastor Mesiánico.

 El Pastor Mesiánico (Mateo 25:31-46)
Al hablar de un pastor Mesiánico, se habla de que las ovejas (las más pequeñas) están en riesgo, al afirmar que Dios cuida de las ovejas y da la promesa del nuevo pastor mesiánico, se crea el punto de partida de una visión teológico-simbólica que nos lleva hasta (Mateo 25:32), donde el pastor se identifica con las ovejas más pequeñas del rebaño.

Cuando nos referimos a Jesús, el Hijo de Hombre, en la figura del pastor que separa a su rebaño aquí en Mateo, se sigue la línea de este viejo simbolismo. La tradición del Pastor-rey es parte del pensamiento político de Israel, en esta tradición Dios mismo aparece como pastor supremo del pueblo en (Ezequiel 34:23-24)  RV60 nos dice “Y levantare sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David él las apacentará. Y él les será por pastor. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.”, aquí se toma una visión más propia de los reinos de oriente que de la gran democracia griega (los miembros del pueblo ya no aparecen como rebaño de un pastor, sino como grupos libres): En (Mateo 25:31-34) NVI nos dice: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria,  con todos sus ángeles,  se sentará en su trono glorioso.  Todas las naciones se reunirán delante de él,  y él separará a unos de otros,  como separa el pastor las ovejas de las cabras.  Pondrá las ovejas a su derecha,  y las cabras a su izquierda.  "Entonces dirá el Rey...”

Aunque la imagen sea tradicional, el simbolismo de fondo es totalmente nuevo: en este pasaje vemos a un pastor que se identifica con sus ovejas; no manda sobre ellas desde arriba, tampoco las protege desde afuera, al contrario: el vive y sufre en ellas; es un pastor hecho oveja, se convierte en un pastor que comparte la vida de los otros, especialmente de los más débiles. En este punto estamos claramente, en una línea de evangelio, y  debe ser entendida desde la parábola de la oveja perdida, refiriéndome a (Lucas 15:4-6) NVI cuando nos dice: “Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas.  ¿No deja las noventa y nueve en el campo,  y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla? Y cuando la encuentra,  lleno de alegría la carga en los hombros  y vuelve a la casa.  Al llegar,  reúne a sus amigos y vecinos,  y les dice: Alégrense conmigo;  ya encontré la oveja que se me había perdido.”, y desde la gran característica de Juan 10, donde las ovejas dejan de ser animales dirigidos por un guía el cual es superior a ellos y se vuelven amigos del pastor.

De la oveja perdida al Buen Pastor (Juan 10)
En este pasaje, Jesús toma la imagen del pastor pero la recrea desde el evangelio, mostrando así su piedad (misericordia) por los hombres, ya que están dispersos y perdidos, como ovejas que no tienen pastor. Su acción misericordiosa, se viene a mostrar de manera privilegiada aquí en la parábola del pastor recordando (Lucas 15:4-6).

A Jesús se le acuso de sentarse a la mesa y comer con pecadores, de perdonar y recibir en su mesa a los expulsados de la alianza (publicanos y prostitutas). La manera de defenderse ante esta acusación es contando esta parábola, en la que Dios (pastor mesiánico) viene y muestra su solidaridad y amor con las ovejas perdidas. (Juan 10:12-16) NVI "Yo soy el buen pastor.  El buen pastor da su vida por las ovejas. El asalariado no es el pastor,  y a él no le pertenecen las ovejas.  Cuando ve que el lobo se acerca,  abandona las ovejas y huye;  entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. Y ese hombre huye porque,  siendo asalariado,  no le importan las ovejas. "Yo soy el buen pastor;  conozco a mis ovejas,  y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él,  y doy mi vida por las ovejas.  Tengo otras ovejas que no son de este redil,  y también a ellas debo traerlas.  Así ellas escucharán mi voz,  y habrá un solo rebaño y un solo pastor.”

Ante este pasaje, el pastor se ha convertido en padre y amigo del rebaño, siendo él mismo rebaño. Son tres los elementos principales de esta alegoría (simbolismo o característica) del Jesús pastor:

1)    Un elemento cristológico: Jesús se convierte en el genuino pastor, el único que puede conducir hasta la meta a su rebaño. Esto es lo que lo hace diferente a los malos pastores, los cuales se presentan como salvadores, siendo en realidad solamente asalariados, que se aprovechan del rebaño.       
2)    Un elemento eclesiológico: Jesús es el verdadero pastor, porque conoce a las ovejas (las naciones, los hombres, a ti, a mi), dialoga con ellas (tu y yo) en la intimidad del corazón. Solamente sobre ésta base, la del conocimiento personal, se puede fundar la comunidad de los salvados como iglesia donde todos tienen un lugar para vivir en plenitud. Jesús se muestra como pastor y puerta del rebaño; Jesús es el guía, pero también, la casa para las ovejas.  

3)    Un elemento intradivino: El tener una unidad entre el pastor y las ovejas refleja en este mundo el gran misterio del encuentro de Cristo con el Padre, de esta forma lo presenta (Juan 20). De este modo, el cual se lleva hasta el extremo de la figura del pastor, Jesús nos saca del ámbito animal, para situarnos en un plano intensamente personal, de comunicación efectiva. Es de esta misma manera como debemos interpretar el cargo de Jesús a Pedro a quien pide apacentar a sus ovejas según lo dice (Juan 21:16-17) RV60 “Volvió a decirle la segunda vez: Simón,  hijo de Jonás,  ¿me amas?  Pedro le respondió: Sí,  Señor;  tú sabes que te amo.  Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón,  hijo de Jonás,  ¿me amas?  Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas?  y le respondió: Señor,  tú lo sabes todo;  tú sabes que te amo.  Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.” En esta línea se puede decir entonces que los ministros de la iglesia son pastores que aman a las ovejas, que dialogan con ellas como lo hizo el Buen Pastor (Cristo).

 Entonces ¿cuál es la tarea actual del pastor?
Para finalizar esta reflexión, encontramos las palabras de (1 Pedro 2: 25) NVI que dice “Antes eran ustedes como ovejas descarriadas,  pero ahora han vuelto al Pastor (obispo o guardián) que cuida de sus vidas.” Jesucristo aquí aparece como Pastor porque fue rechazado por su propio pueblo y sufrió sin vengarse, lo mismo que el Siervo de Isaías. No se muestra como Señor supremo o Sumo Sacerdote según la línea de Melquisedec, sino solamente como un pastor que cuida y vigila, usa un método fuerte de carácter simbólico, el cual nos sitúa cerca del panorama eclesial de (Mateo 23:8-12) NVI el cual dice “"Pero no permitan que a ustedes se les llame 'Rabí',  porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos. Y no llamen 'padre' a nadie en la tierra,  porque ustedes tienen un solo Padre,  y él está en el cielo. Ni permitan que los llamen 'maestro',  porque tienen un solo Maestro,  el Cristo. El más importante entre ustedes será siervo de los demás. Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado,  y el que se humilla será enaltecido.”, este pasaje nos dice que nadie puede ser padre, maestro o pastor de los otros, porque todos los creyentes son hermanos.

La iglesia necesita pastores, pero pastores nuevos para los nuevos tiempos, unos pastores que logren reflejar y actualizar, en las nuevas condiciones culturales y sociales de la postmodernidad, el impulso de Jesús y de sus primeros seguidores. No debe tratarse simplemente de mantener la iglesia para que no se caiga, sino de de rehacerla, tomando su fundamento que es Cristo.
 
El Pastor no debe limitarse a preparar un mensaje, un sermon, y predicarlo, un pastor de amor debe relacionarse con sus ovejas, escucharlas, atenderlas, cuidarlas con amor, mas que mostrarse como un lider encima de ellas, debe estar como guía a lado de ellas, siendo el mismo oveja, mostrandose amigo de batalla en el evangelio, no mostrarse como alguien inaccesible, sino abierto a compartir y vivir con ellas. Un pastor de amor, sigue el ejemplo del Jesús de amor... y da su vida por las ovejas...

jueves, 18 de abril de 2013

Aquí estoy. ¡Envíame a mí! (Isaías 6:8) Profetas


 

Pastores y Líderes que se Arriesgan…
En (Isaías 6:8) NVI nos dice “Entonces oí la voz del Señor que decía: — ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: —Aquí estoy. ¡Envíame a mí!”.  ¿Cuantos de nosotros no hemos dicho esto? Este versículo nos debería hacer reflexionar ya que nos hace ver como Dios pide ayuda a un sacerdote instalado en la corte. Dios pregunta ¿A quién enviaré? el sacerdote, llamado Isaías, se siente solicitado y responde: ¡Aquí estoy! Es exactamente aquí donde empieza su gran aventura: decide arriesgarse con Dios, y andar por el mundo, a través de caminos nunca transitados, conociendo nuevas aventuras. Pregunto a ustedes ¿Quién se apunta? Ya que hacen falta personas que tengan un espíritu de compromiso en la Iglesia.

Isaías es llamado
El llamado de Isaías nos sitúa frente a una de las experiencias fundamentales de la historia bíblica. Es aquí donde el mismo Dios nos despierta y mueve, para hacernos enviados suyos en el mundo.

Se puede decir que Isaías era un sacerdote honrado, de clase superior, un noble. Él vivía del culto, tenía para comer, y muy bien. Lo único que tenía que hacer era decir la palabra que se esperaba, en el momento adecuado, tanto para el rey como para el pueblo de Jerusalén. Luego de la muerte de un rey, Isaías asiste a la ceremonia de coronación del nuevo rey de Judá, en Jerusalén, junto con sacerdotes y nobles, sentándose en primera fila. Estando allí, Dios habla, él podía evadir y seguir pensando en lo suyo, o cantar con todos, para seguir en el juego de la vida, pero Dios lo llama para atender una tarea especial. La duda aquí sería ¿estará él dispuesto a escuchar y a comprometerse con Dios?

Esto sucede en el año 739 a.C. Isaías, posiblemente mirando hacia el rey, hacia lo profundo de su corazón, descubrió a su Dios (el Dios Verdadero) y luego escucho una voz, la cual lo marcó para siempre.
De hecho (Isaías 6) NVI elaborado y redactado por él mismo, trata sobre esto “El año de la muerte del rey Uzías, vi al Señor excelso y sublime, sentado en un trono; las orlas de su manto llenaban el templo. Por encima de él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos de ellas se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, y con dos volaban. Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.» Al sonido de sus voces, se estremecieron los umbrales de las puertas y el templo se llenó de humo. Entonces grité: « ¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso!»

En ese momento voló hacia mí uno de los serafines. Traía en la mano una brasa que, con unas tenazas, había tomado del altar. Con ella me tocó los labios y me dijo: «Mira, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada, y tu pecado, perdonado.»  Entonces oí la voz del Señor que decía: — ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? Y respondí: —Aquí estoy. ¡Envíame a mí!

Nuestro Dios se muestra “Teofanía” (Isaías 6:1-4)
Recordemos que posiblemente estemos en la ceremonia de elección del nuevo rey, El Sacerdote del Templo (Isaías), quien era hombre de letras, al servicio de la corte… de pronto siente que Dios le llama, y lo hace para confiarle una misión peligrosa, de  manera que si lo acepta deberá arriesgarse por Dios.

“Vi al Señor”, bueno mejor dicho, se mostró (se me hizo ver) al verdadero rey o señor que es DIOS. Isaías está viendo al nuevo rey de Israel (al que estaban coronando), pero penetra aún en un nivel mayor y descubre al rey verdadero (DIOS) sentado sobre un trono excelso.

Isaías no ve al sumo sacerdote ni a un rey terrenal, sino al Rey supremo, sentado, presidiendo y dirigiendo desde arriba. Además el cuerpo y rostro de Dios le resultan invisibles ya que a Dios nadie jamás lo ha contemplado. Lo único que logra ver con claridad son los velos de su manto. Podríamos decir entonces que el Dios inmenso de los cielos llena con su manto el templo de la tierra; es claro que nosotros los hombres no podemos contemplarle pero tocamos sus vestidos.

Los serafines llevarán a Isaías al verdadero camino de Dios, y le harán caminar por sendas que hasta entonces nadie había transitado. El vuelo y la adoración de los serafines son gesto de respeto y suma libertad. Respetan: por eso cubren su rostro para no ver al Dios invisible, y se cubren los pies, para no exponer su vergüenza  a la luz del misterio. También claman: ellos elevan su voz, gritan la palabra de confesión sagrada (¡Santo, Santo, Santo!). Aquí desaparece el ejercicio de sacrificio, no hay animales muertos ni sangre. La alabanza de Dios es identificada con la voz de un canto.

¡Santo, Santo, Santo! El atributo primordial de Dios es éste. Lo existente en el mundo es profano, ya que todo se consume, todo es vanidad y muere. A diferencia de esto, Dios es Santo, palabra que no podemos pronunciar los seres de la tierra. Aun cuando los serafines no pueden contemplar a Dios, le cantan, aunque no alcancen su misterio más profundo, pueden y quieren alabarle. Es Dios victorioso, que reina y extiende desde el cielo su dominio sobre todo lo que existe, por esto es todo poderoso, y por esto mismo continúa el canto en contrapunto de gozosa admiración ¡La tierra toda está llena de tu gloria! Sabemos que el cielo  o el templo es el lugar de gloria de Dios, pero aquí añade que aún la tierra de los hombres está llena de la gloria de Dios. Es por esto que se llama a Isaías, para hacer que la tierra, sea un lugar en el cual se expresa la grandeza de Dios y su salvación.

Se estremecieron los umbrales de las puertas… Su visión termina con sucesos que se parecen a los del Sinaí en Éxodo 19:16-20. Hay terremoto, el templo se mueve, voz como trueno que proviene del mismo ser divino; también hay humo, que es señal de gloria y fuego, y el humo es como nube que marca la presencia divina sobre el mundo. Todos estos sucesos, son clara representación de una visión profunda de la divinidad. Pero de todo esto resalta algo grandioso y nuevo: Dios purifica a su profeta para que pueda realizar la obra que Él le encomendó en el mundo.

Un Profeta que debería morir “Sentido de Culpa” (Isaías 6:5-7)
Luego de expresar lo visto, pasa a la respuesta de profeta, la cual está llena de pavor por su visión, pero recibe el signo purificador de Dios el cual lo consagra como Profeta (Isaías 6:5-7) NVI dice “Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso!» En ese momento voló hacia mí uno de los serafines. Traía en la mano una brasa que, con unas tenazas, había tomado del altar Con ella me tocó los labios y me dijo: «Mira, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada, y tu pecado, perdonado.»” Aquí se pueden resaltar dos cosas importantes: Primero la confesión de pecado (más que pecador, el profeta se siente tan pequeño e inmundo ante tal majestad), siente condición de muerte:
¡Ay de mí, que estoy Perdido!... es una clara expresión de alguien que sabe que ha llegado a su fin (podríamos decirlo ahora como “me muero”). Isaías se mantiene con vida sólo porque Dios cubre su rostro: se sabe que cuando Dios descubre su rostro la vida termina. Esto  nos hace reconocer lo humano que somos, Nosotros no podemos mantenernos ante el Dios de la verdad, que es el Dios de la justicia y de los pobres.
-Soy un hombre de labios impuros… Descubrimos aquí que el sentido de muerte no viene solo porque ha visto a Dios, sino porque, al estar ante tal majestad y gloria, descubre su impureza personal. Al escuchar el canto de los serafines por la santidad de Dios, el profeta reconoce y siente su impureza en el mismo lugar que debía estar lleno de pureza: refiriéndome a sus labios. El profeta reconoce que TIENE QUE APRENDER A DECIR LA VERDAD E ILUMINAR AL PUEBLO. Isaías en este momento es un hombre que se siente incapaz de decir la palabra de Dios, no puede dar su mensaje, no siente un compromiso, ni tiene el valor para aventurarse a los caminos que le está mostrando, pero tiene que hacerlo.
-Y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos… Isaías empieza a ver su entono, ve a sus amigos, al pueblo, a los hombres y mujeres de su tiempo, todo el pueblo que está en la ceremonia, y descubre que ellos también están impuros, es un pueblo que miente,  y sobre todo resalta también los labios (el cual es el lugar de la palabra). La condición de las personas del templo de Jerusalén en ese entonces es mentirse unos a otros, engañarse… no es mucha la diferencia con las personas de la actualidad, la mentira está en el mundo y en la sociedad sagrada (en la iglesia, junto al pastor y los ministros que cantan) y el oponerse a esa mentira, es el principio de la profecía.
¡Y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso! Ese es el final de su lamento, no logra imaginar cómo sus ojos han visto aquello que nunca deberían. Ha visto al verdadero Rey, al Señor todo poderoso, creador de todos los hombres. Lógicamente y según la tradición hebrea, el profeta debería morir aquí. Pero no muere y se mantiene delante de Él, no sale de su presencia.   
Dios purifica la vida, Los labios (Para la palabra)… Luego de que Isaías tuviese esa experiencia de muerte, y la superara (se pregunta  ¿qué puedo hacer?) es aquí cuando la figura de Dios actúa en forma creadora, iniciando un camino de vida (en este caso un juicio) a través del profeta.        
“En ese momento voló hacia mí uno de los serafines. Traía en la mano una brasa que, con unas tenazas, había tomado del altar Con ella me tocó los labios” Este es el signo de purificación e investidura. Un ritual de iniciación, el fuego es un aspecto de muerte (quema y mata) pero también hay un nuevo nacimiento: una consagración de los labios del profeta
“Con ella me tocó los labios y me dijo: «Mira, esto ha tocado tus labios; tu maldad ha sido borrada, y tu pecado, perdonado.»”        Es interesante como él escucha una voz que le dice “tu maldad ha sido borrada…” El profeta se da cuenta de que está limpio, y que Dios lo quiere así para que pueda ser enviado y realice su obra. Isaías escucha unas palabras de un cambio profundo. La voz de los serafines nos llevan ante Dios, que es Santo. El gesto de los serafines, cuando purifican al profeta, nos colocan como los seres importantes de la tierra.
Eres tú, soy yo, nosotros hemos sido purificados y escogidos para decir las palabras de Dios (EVANGELIO). Somos nosotros los que debemos actuar como profetas, siendo la voz de Dios en el mundo. No se trata de otras personas sino de nosotros, (TU Y YO). Nosotros mismos somos Isaías, en la reunión de la iglesia, en nuestras actividades sociales familiares y eclesiales hoy 18/04/2013 12:20:07 p.m. , como Comprometidos con Dios (Profetas de Dios),caminando por las sendas nuevas y no conocidas, anunciando la Palabra de Dios (EVANGELIZANDO).

Dios pregunta ¿A quién enviaré? (Isaías 6:8-13)
El escuchar esa voz es tan interesante, tan suave (no con gritos), es una voz que llama al corazón y de manera muy respetuosa hace una invitación, esperando la respuesta del profeta. Dios no ordena a gritos, ni se impone, solamente piensa, pide ayuda… es como hacer una reflexión consigo mismo y pidiendo ayuda:
¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? En este momento Isaías ha entrado en la intimidad de Dios: ya ha visto aquello que no se puede ver y no ha muerto. Los serafines lo  han limpiado de su inmundicia… es hasta aquí cuando puede escuchar la conversación más secreta de Dios: él puede entrar en el corazón de la preocupación del gran Rey, divino y sublime, que, aun pudiéndolo todo, NECESITA, QUE ALGUIEN HABLE EN SU NOMBRE Y QUE TRADUZCA SU PALABRA EN VOZ HUMANA: ¿Quién ira por nosotros? (posiblemente Dios habla con sus ángeles o consigo mismo). Dios es Palabra, e Isaías ha entrado en esa palabra, penetro más allá del manto del templo de este mundo. Escucho a Dios, Dios nos necesita, Dios nos llama… Tenemos que ayudar a Dios a traducir su palabra a la voz humana.
—Aquí estoy. ¡Envíame a mí! Es interesante que Dios demande, busque, pida… Pero luego es el profeta el que suplica, y se pone en sus manos: ¡Señor yo estoy aquí, yo puedo hacerlo, envíame, por favor! Solo aquel que ha entendido este pasaje comprende al Dios de los profetas, y por ende ha llegado al centro de la Biblia. Dios necesita profetas (Personas que pasan de la típica ceremonia y liturgia del templo y se pongan a la disposición de la palabra de Dios).
Dios sigue preguntando ¿A Quién Enviaré?, solamente nosotros, tu que estas leyendo esto, yo que lo estoy escribiendo, podemos responderle: ¡Aquí estoy, aquí estamos, envíanos a nosotros!
Todos experimentamos este impacto de alguna manera, pero lamentablemente la mayoría no lo reconocemos, por nuestra impureza y seguimos tan en-soberbiados, tan desinteresados y ajenos a la visión, al encuentro con el Rey, con el todo poderoso. Al final se trata de Ayudar a Dios… poder ser palabra de Dios para las personas..
Espero que hayan muchos que podamos decir: ¡¡¡AQUÍ ESTOY… ENVIAME A MI!!! Me comprometo contigo Dios.
Bendiciones

martes, 16 de abril de 2013

Pastores y Líderes Modelo...

Pastores y Líderes Modelo...
El escritor  Helmut Kohl la cual dice: "Un pueblo que no conoce su historia no puede comprender el presente ni construir el porvenir". Se dice que muchas son las personas Cristianas, y algunos pastores o líderes se sienten felices por la gran cantidad de miembros que tienen en su iglesia, otros simplemente se acomodan a un grupo pequeño de miembros encerrados en sus cuatro paredes, pero poniéndonos a pensar en las cifras de cristianos que son conocidas, debería de movernos a la reflexión para analizar la extensión del cristianismo en sus dos milenios de historia. De acuerdo con datos estadísticos, sólo el 33.84% de la población mundial es cristiana (2,135,783,000 de 6,446,131,400 personas); en consecuencia, más de 66% de la humanidad “no ha sido evangelizada” Ahora pregunto ¿Esto nos hace sentirnos orgullosos de nuestros logros o de la cantidad de miembros que tenemos en una iglesia? ¿Hay lugar para acomodarse y tener solamente un grupo pequeño de miembros? ¿Cuántos de los miembros de la iglesia han sido realmente discipulados? ¿Cuántos discípulos de Cristo hay en el mundo actualmente? Otras dudas ¿creemos que el 33.84% de las personas cristianas son amantes a la lectura? ¿Conocen la historia? ¿Tratan de no repetirla? ¿Cómo podemos crear un despertar en ellos y un deseo por velar por el evangelio?

 A mi parecer “haciéndolos discípulos”, Enseñando el evangelio puro, enseñándoles la Historia, haciéndoles ver los problemas que se han tenido, mostrarles que la Iglesia no es solo una declaración o un lugar, o incluso el llevar un sobrenombre (cristianos) no es solo cargar símbolos o representaciones (Cruz, Biblia, ropa decorosa, etc.), ser iglesia es ser la representación de Cristo en este mundo, y como tal, ser diferentes a los cuales se les quiere mostrar la Imagen de Cristo. Porque, si hacemos lo mismo ¿en que nos diferenciarán? ¿Qué podríamos enseñarles? Es necesario conocer la historia para no repetir nuestros errores.

 Cuando hacemos un repaso sobre la historia de la iglesia, es necesario crear propuestas, para que los errores que pasaron no se vuelvan a repetir, hay una necesidad de cambiar sistemas, de crear nuevos desafíos, la sociedad ha cambiado, y por lo tanto el método de la iglesia debe innovarse, mas no perderse en los roles sociales. HAY QUE SER AUDACES PARA MANTENER NUESTRAS BASES, PERO CAMBIAR NUESTROS MÉTODOS. Recordemos que Dios sigue siendo el Mismo, pero el mensaje se imparte en una y mil maneras diferentes…

Ahora, que se puede proponer:
Como antesala debemos recordar:
Un pastor es un líder, y “UN LIDER no es alguien caído del cielo sino que ES ALGUIEN DE PIE, y alguien QUE MIRA DE FRENTE SU REALIDAD y trata de responder a ella, con todo lo que es, tiene y consigue en un permanente ejercicio de interacción con el mundo, el cual está insertado en su medio. El líder, no es un ser perfecto, sino  que ES UN SER QUE LUCHA POR SER CADA DÍA MEJOR, equivocándose y corrigiéndose. Cada día aprende una lección. Es alguien que siempre está en camino, jamás se define como ser acabado, sino como sujeto en permanente construcción”.

Todo Pastor o líder (apóstol, maestro, evangelista, misionero, anciano, diacono) es un guía, y como guía “COMPARTE LO QUE TIENE, PUEDE Y SABE, y es un compañero de camino. Es alguien en un grupo, y la diferencia frente al resto es que cohesiona y recuerda los objetivos más grandes del grupo, para que éste, en el recorrido del camino, no se pierda por lugares cortos y tal vez perjudiciales”.

 Es por eso que todo líder de la iglesia (apóstol, pastor, anciano, maestro, evangelista, diacono, líder) “es alguien digno de imitar y de seguir. ES CAPAZ DE CONVOCAR, MÁS POR LAS ACTITUDES, POR EL MODO DE VIVIR Y ENCARNAR LOS VALORES QUE PREDICA, QUE POR LOS DISCURSOS QUE FABRICA. PERSUADE a la gente no por los detalles exteriores, sino POR LA CALIDAD DE ESPÍRITU, POR LA FORTALEZA INTERIOR QUE LLEVA. Aspecto que puede resumirse en el significado profundo que implica la expresión: PERSONALIDAD INTEGRAL”.

 Es por esto la necesidad de tener fundamentos, los fundamentos eclesiásticos nunca deben de olvidarse, ya que son las raíces de todo el que hacer cristiano. Pero a lado de los fundamentos y con el paso de tiempo se crean algunas desviaciones o errores, los cuales deben ser corregidos.

Si no eres amante a la lectura puedes llegar hasta aquí…. Pero si....Te interesa

¡Sigue leyendo! ¡Aquí podrás ver qué tipo de líder o pastor eres!

 Empecemos entonces con los fundamentos del NT sobre el liderazgo que deberíamos tener, tomando como ejemplo a Pedro.


Pastor o Líder según Pedro en el NT.”         

  1. Un Pastor o Líder que no es un ser Solitario o apartado: Nunca hay un Pedro (Pastor o líder) sólo, sino un Pedro con los Doce (todo Israel), y con el conjunto de los creyentes, parientes de Jesús, mujeres, mucha gente, podemos observarlo en (Hechos 1, 12-14) NVI el cual nos dice “Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, situado aproximadamente a un kilómetro de la ciudad. Cuando llegaron, subieron al lugar donde se ALOJABAN. Estaban allí Pedro, Juan, Jacobo, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hijo de Jacobo. TODOS, EN UN MISMO ESPÍRITU, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María”. Es claro que un Pedro por encima o fuera del grupo no sería un Líder.     
    Lo que se quiere mostrar en este pasaje es que se necesita a un líder que se relaciona con el pueblo y que está al servicio del pueblo, sin hacer acepción de personas (un Pastor o líder que tiene carisma y es transformacional). Hay Pastores y líderes que destruyen a sus seguidores porque no son amorosos, compasivos, pacientes, carecen de tacto y de prudencia en su cuidado del rebaño.          

  2. Un Pastor o Líder que Reconoce que es Humano: Simón, al que Jesús llamó Pedro (Piedra) está ligado a propuestas de poder… Pero también Jesús le tuvo que llamar Satanás y Tentador (Marcos 8:33) NVI dice: “Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro. — ¡Aléjate de mí, Satanás! —le dijo—. Tú no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres.” Se puede ver en este pasaje que Pedro (un pastor o un líder) está en la iglesia como signo de fragilidad: Sólo puede ser Pastor o Líder-Piedra el que vive desde la fragilidad y el miedo, como Pedro. Podemos confirmar esto aún con Pablo cuando habla en 2 Corintios 12:8-10 “Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” Con este pasaje se deja en claro que todo Líder debe mostrarse débil y no creer ser mas de lo que Dios lo ha hecho (Barro) porque, aun siendo pastor o líder, por su humanidad puede ser piedra de tropiezo.          

  3. Un Pastor o líder que Reconoce que se equivoca y RETORNAR: Pedro le niega la noche cuando Jesús fue entregado. Quizá no tenga miedo, puede ser que no acaba de entender lo que implica el camino de Jesús, (Marcos 14:66-72) NVI dice “Mientras Pedro estaba abajo en el patio, pasó una de las criadas del sumo sacerdote. Cuando vio a Pedro calentándose, se fijó en él. —Tú también estabas con ese nazareno, con Jesús —le dijo ella. PERO ÉL LO NEGÓ: —No lo conozco. Ni siquiera sé de qué estás hablando. Y salió afuera, a la entrada. Cuando la criada lo vio allí, les dijo de nuevo a los presentes: —Éste es uno de ellos. Él lo volvió a negar. Poco después, los que estaban allí le dijeron a Pedro: —Seguro que tú eres uno de ellos, pues eres galileo. Él comenzó a echarse maldiciones. — ¡No conozco a ese hombre del que hablan! —les juró. Al instante un gallo cantó por segunda vez. Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces.» Y SE HECHO A LLORAR.” Pedro (Pastor o Líder) ha sido en la Iglesia signo de negación, y de “retorno” (llorando), un Pastor o líder que no sabe llorar no es hombre. Un Pastor o líder que no puede equivocarse nunca, no es Pastor, ni es Hombre…. (con esto quiero decir que un pastor o líder no es inefable, no es santo, tiende a fallar… es humano). Si no falla no es humano, y si no es humano no necesita a Dios, el ser pastor o líder no quiere decir que es perfecto, quiere decir que es un líder, que aún cuando negó a Dios en alguna acción, palabra o pensamiento, lo ama y le sigue por la misericordia que Dios mostró hacia el, es ser testigo de la Gracia y amor del mismo, y por lo tanto pastorea a sus ovejas y apacienta a sus corderos.

  4. Un pastor o líder que acepta a las mujeres como maestras: Cuando Pedro andaba perdido tuvo que escuchar a las mujeres y se dejó convertir por ellas (Marcos 16:7-10) NVI “Pero vayan a decirles a los discípulos y a Pedro: Él va delante de ustedes a Galilea.  Allí lo verán,  tal como les dijo...” “…Ella (María Magdalena) fue y avisó a los que habían estado con él,  que estaban lamentándose y llorando”. Sólo las mujeres han llegado hasta el final del camino de Jesús (la tumba vacía). Sólo ellas pueden ser las “maestras” de Pedro, al que se le puede recuperar. 
    Muchos de nuestros Pastores o líderes actuales no dejan hablar de verdad a las mujeres… Pedro, en cambio, se convirtió, volvió a Galilea y empezó la tarea de la Iglesia porque le empujaban las mujeres, que eran más amorosas que él, más fuertes, más piedras, más líderes… Un Pastor o líder que niega a las mujeres en la iglesia no puede ser un buen líder o pastor. Una Iglesia que no deja que una mujer sea “Líder o pastor” no entiende el camino de Jesús. En un mundo en el que se busca el amor de Dios para todos, es importante que todos tengan el mismo tipo de amor que Dios da (hombres y mujeres), sin que las autoridades eclesiales limiten quienes pueden y quienes no ejercer su liderazgo. Excluir a la mujer seria como privarla de compartir y expresar el amor que Dios ha puesto en ella, y es claro que ellas pueden expresarlo mejor que muchos de los hombres.

  5. Un Pastor o líder que reconoce que tiene que aprender y en ocasiones ceder: Recordemos que la iniciativa no empieza con él, sino con otros, que se arriesgan más (Esteban por Ejemplo), que abren caminos como podemos observar en Hechos del 6 al 8 (y Pedro tiene que aprender, ceder). Un claro ejemplo es el problema de Antioquia, ya que Pedro realiza una función necesaria, pero tiene que escuchar a cuerpo la gran riña de Pablo, que le llama “hipócrita” y que le deja… iniciando caminos nuevos de Iglesia, podemos verlo en (Hechos 15:7-11) NVI dice “Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.  Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.” Es claro que no es Pedro el que deja a Pablo, sino al revés… (Para encontrarse un día en Roma y compartir la fe). No debemos caer en errores, recordemos que detrás de un Pedro (Pastor o líder) hay una multitud de seguidores,  pero al igual que Pablo tal vez es necesario marcharse y abrir caminos. Pedro no saco a Pablo de la iglesia ni lo disciplino, era un hombre que sabía que puede haber opiniones distintas. Esperemos entonces que los lideres o pastores de la iglesia siempre estén abiertos a la discusión pero que no juzguen e impongan porque no se esta de acuerdo con algunas de sus labores. Ya que El ser Pastor, Apóstol o Líder no quiere decir que es el único que pueda decidir por todos, y tampoco que solo a él se le deba escuchar y obedecer. Pedro (un pastor o líder) también debe estar abierto a aceptar lo que alguno de sus hermanos decida si es lo que Dios desea.         

  6. Un Pastor o líder encargado de abrir las Puertas del Reino: Jesús dice en (Mateo 16:19)  “te daré las llaves del Reino de los cielos…”. Le otorga un oficio, aún en contra de todos sus deseos, un “clavero”, un hombre que lleva las llaves para abrir las puertas de la iglesia a judíos y gentiles… No las tiene para cerrar (no puede encerrarse solamente con su congregación o sus miembros, no puede prohibir el paso a las personas), sino para abrir, para que en la “casa” quepan los de Santiago y los de Pablo, y los del Discípulo amado, aun cuando sean raros. Pareciera que los líderes de la iglesia más que ser un “clavero” se convirtieron en los amos de la casa, los cuales deciden quien entra y quien sale, limitando solamente a los que ellos quieren dejar entrar (no deben existir preferencias, miembros VIP o general, no se les debe imponer un estatus para pertenecer y poder entrar), un Pedro (Pastor o líder) no puede darse el gusto de elegir solamente a sus judíos, debe permitirle el paso a los gentiles.        

  7. Un Pastor o Líder con mujer (Ser esposos); hablando así de una misión en familia  (Marcos 1:29-31) NVI nos dice “La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y en seguida se lo dijeron a Jesús. Él se le acercó, la tomó de la mano y la ayudó a levantarse. Entonces se le quitó la fiebre y se puso a servirles. Que vemos que se habla de la suegra de Pedro, más no de su mujer… Pero se supone que la tenía y que era importante en su vida… Pedro fue Apóstol, Pastor o Líder con familia incluida. La tradición dice que su mujer se llamaba Petra (es decir, Petronila, como Dios manda, una especie de Pedro en Femenino, UN PASTOR MUJER, una pareja pastoral, una pareja de Liderazgo). De hecho podemos recordar en (1 Corintios 9:5) NVI que dice “¿No tenemos derecho a viajar acompañados por una esposa creyente, como hacen los demás apóstoles y Cefas y los hermanos del Señor? Pablo dice que Pedro andaba misionando con su “hermana-mujer”, conforme a un modelo de “misión dual”, matrimonial, esto va en contra de lo que el mismo Pablo pensaba (Pablo, que prefería permanecer soltero para misionar).      
    Pedro era Apóstol misionero no a pesar de “ir con su mujer, sino porque iba con su mujer, ya que este era el modelo misionero de los apóstoles, y los parientes de Jesús, a diferencia de Pablo.          Con esto quiero decir que no se puede excluir a la mujer, ni se debe dejar al hombre solo, a mi parecer Dios no piensa solo en hombres, ni solo en mujeres, sino en Familia (hombre y mujer) SE NECESITAN PETRAS (PASTORAS) DE EJEMPLO, así como Pedro es ejemplo y modelo. Se debe tener una misión Familiar.     

 

  1. Un Pastor o Líder no siempre tiene la razón: Quizá esta es la palabra más dura sobre Pedro en (Gálatas 2:11) NVI dice “Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable”.  Pablo le resiste a la cara y le riñe a Pedro… y se oyen las voces hasta Jerusalén (sus seguidores y los seguidores de Pablo)… Y no pasa nada, porque es bueno reñirse cuando hay diferencias. Pablo sale, y Pedro parece quedar en Antioquía, pero los dos siguen dialogando según las cartas de Pablo. A lo largo de la historia, existen riñas entre pastores o líderes, pero lamentablemente se ha llegado a divisiones o desintegraciones, esto por no dar la razón a la otra persona. No se trata de tener siempre la razón, se trata de comprender que aún cuando haya riña, se sigue siendo hermanos, y en medio de todas las diferencias son hijos de un mismo Padre.       Recordemos que hay un Pedro que no busca pescar solo (Juan 21), necesita a más en la barca, reconoce la necesidad de tener a más personas a la par de su oficio.       


 

  1. Un Pastor o líder, el que sabe escuchar al “discípulo amado”: En el Pasaje de (Juan 21:7-8) NVI dice “— ¡Es el Señor! —dijo a Pedro el discípulo a quien Jesús amaba. Tan pronto como Simón Pedro le oyó decir: «Es el Señor», se puso la ropa, pues estaba semidesnudo, y se tiró al agua. Los otros discípulos lo siguieron en la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban a escasos cien metros de la orilla”. Podemos notar a un Pedro que anda pescando pero es un poco ciego, no distingue en la noche, no es capaz de ver las luces del alba… pero sabe escuchar al otro, al discípulo amado que le dice “es Jesús”… y se echa al agua y nada, porque quiere a Jesús, aunque no le distinga bien. El escuchar a otras personas que van en la misma barca y que aman al maestro siempre será bueno (Pastores, Lideres, Ministros, Profetas, etc.), nunca sabe que tan cerca del maestro lo pueden llevar, en ocasiones los ojos se nublan por el trabajo y el cansancio, pero siempre habrán personas que podrán darte una dirección y guiarte hacia tu maestro, y lo reconocerás y nuevamente te mostrara su gracia.    

  2. Un Pastor o Líder amoroso: Después de todos los vaivenes de la vida, Jesús le dice por tres veces “¿Pedro me amas…?. Así a lo tajante, Por tres veces le dice si le quiere, de hombre a hombre, a un Pedro casado, que anda por ahí con su mujer… Le pregunta Jesús si le quiere. El dialogo de (Juan 21:15-17) NVI dice así “Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro. —Apacienta mis corderos —le dijo Jesús. Y volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. —Cuida de mis ovejas. Por tercera vez Jesús le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?» Así que le dijo: —Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. —Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—. Leemos que Pedro le dice con vergüenza que le quiere, y Jesús le encomienda “cuida a mi gente…”. Ésta es la tarea de los Pedros (Pastores, evangelistas, Apóstoles, Maestros Líderes), cuidar a la gente con amor, y por amor… Este es uno de mis versículos favoritos pero a la vez uno de los mas confrontativos, solo imagino a Jesús preguntándome ¿me amas? Y no muy conforme con un si, de compromiso preguntar otra vez ¿me amas? Pensándolo bien, y viendo alrededor responderle señor, te amo! Y aun una tercera vez ¿me amas? Ahora si, y con certeza en el corazón y sin avergonzarse, responder: tu lo sabes Señor, te amo! Y escuchar un leve legado con voz dulce ¡cuida a mis hermanos! Un Pastor o líder debería ser confrontado con la misma pregunta de Jesús, las mismas veces que el lo hizo, y dejar que realmente ¡cuide a su gente!.
Si un Pastor o Líder fuera conforme a la Biblia, este texto no existiría, ya que no habría de que hablar, pero al igual que Pedro y Pablo, siempre hay conflictos, no porque sea malo, sino porque somos humanos, y como humanos tendemos a fallar, pero también como humanos somos dados a corregir. Esperemos que esto nos haga ver a nosotros que ser Pastor, Apóstol, Líder, Maestro o Evangelista no es fácil, pero que a la vez, nosotros como pueblo podemos aportar a cambiar algunas cosas que no se logran ver desde arriba.

Recordemos la mies es mucha pero los obreros son pocos… y los buenos obreros aún son menos… Espero siempre luchen por ser buenos obreros. Bendiciones.