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viernes, 3 de mayo de 2013

Mujeres que son ejemplo de Iglesia (Lucas 10:38-42)


De estas mujeres aprendamos...
Este texto a lo largo de la historia, ha sido y sigue siendo manipulado desde varias perspectivas, haciendo separación, entre Marta y María, pero hay que entender la manera del porque se coloca en conjunto, e interpretar su sentido de unidad. Tomado desde una perspectiva femenina (Esposa) a la iglesia, Marta y María son el signo de toda la iglesia.

Marta: sería la mujer Pastor-Líder (La persona encargada del ministerio, en otras palabras la diakonía). Su función es, ser la señora de la casa, la cual organiza y dirige a la agrupación doméstica, esto era cuando las iglesias eran casas grandes (Iglesia como casa familiar, o pueblo de Dios “Kahal”).
María: sería la mujer maestra-Testigo de la gracia (la piadosa y teóloga, encargada de escuchar y entender a Jesús) su función es acoger la palabra, entenderla y aplicarla, ser el pensamiento del evangelio.
La unión de estas dos mujeres, las cuales son hermanas (ya sea de sangre o de comunión) hacen la figura de la verdadera iglesia, y de esto depende la iglesia. Cuando entendemos la iglesia en la perspectiva de esposa, debemos tomarlas a ellas como ejemplo.

A  manera de Introducción:
El pasaje de Lucas nos ilustra la escena tan clara y a la vez nos deja tanto para aprender de ella, dos mujeres tan distintas, pero ambas con una función importante; de ellas debemos aprender algo de gran valor para la iglesia. El pasaje de (Lucas 10:38-42) NVI nos dice “Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude! —Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero sólo una es necesaria.  María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.”

Jesús y su camino
Jesús con sus discípulos iban de camino, no es un ir en cualquier camino, sino ir en el camino mesiánico (asenso) caminaba hacia Jerusalén, para su cumplimiento mesiánico (otorgar la vida para la redención de la humanidad, pero los discípulos “aquellos que le siguen” deben negarse a sí mismos también). Su asenso lo inicia con los 72 discípulos (Como lo menciona Lucas 10:1) los cuales son signo de toda la iglesia, porque Jesús quiere culminar su camino (asenso) en compañía de sus discípulos los cuales le preceden, convirtiendo así en ellos el proceso y campo de surgimiento de la iglesia. Así que este pasaje se debe entender en un contexto de camino mesiánico, donde Jesús envía a sus discípulos a los lugares donde debe “venir él” para que le precedan. El camino de Jesús se presenta entonces como el cumplimiento de la promesa Israelita (la profecía de la gran subida de los pueblos hacia Jerusalén) pero también como el anuncio y principio del camino de la humanidad, la cual encuentra su sentido siguiendo ese camino.

Los discípulos de Jesús
Es interesante notar, como el pasaje nos hace un cambio tan drástico, dice que: mientras ellos iban de camino, Jesús entra en una aldea y luego en una casa… esto nos da a entender que se separaran, ellos (los discípulos) siguen de camino, y Jesús, está separado de sus 72 discípulos. El que Jesús entre en la casa, es símbolo de conjunto eclesial. Jesús en este momento ya es una figura pascual: es el Señor al que se acoge, y que forma parte profunda de la vida de la comunidad.

Jesús entra en una aldea… Marta lo recibió
Jesús entra en una aldea (kômen): puede ser una aldea en la que no reciben a Jesús, ya que Jesús envía a sus discípulos para que anuncien y preparen el camino, ellos entran en una aldea samaritana, pero los que habitan allí no le quieren recibir; ya que recibirlo en la aldea o en la casa, era señal de suprema acogida mesiánica. Podemos tomar esta imagen como signo de todos aquellos lugares y ciudades donde no aceptan la misión de Jesús a través de sus discípulos. Pero que aún con ello, Jesús permite que no le reciba y va a otra aldea.

Marta lo recibió... con su hermana María: estas representan la aldea de los que reciben a Jesús. El pasaje nos indica que Jesús entra (eiselthen), en una aldea donde le recibe Marta. A diferencia de los samaritanos que no le reciben (aldeas o ciudades que no reciben a Jesús) hay una Marta, la cual es signo y representante de todas las aldeas que si le reciben.

De estas dos representaciones, podemos decir que la aldea de los samaritanos se opone a la aldea de Marta y María. Un claro ejemplo de las posibles actitudes ante el evangelio en la actualidad. Muchos se oponen ante los cristianos, y no aceptan a Jesús. La forma en que recibe Marta a Jesús, es muestra de que la misión se establece en forma de hospitalidad fundante en aldea y casa. Marta representa a una aldea, tiene un nombre y recibe a Jesús. Entonces la misión de la iglesia, no es una misión de enseñanza teórica y menos de adoctrinamiento, sino de acogida y comunión en el camino que lleva a Jerusalén. La aldea samaritana (no acogida) por su parte, aparece sin nombre, como signo de todos los que se oponen al evangelio; ya que aún cuando se deduce que tienen algún representante no son mencionados. Santiago y Juan se molestaron con estas aldeas, y pidieron a Dios que enviara fuego para que consumiera a estas personas, por lo tanto se puede ver que también hay discípulos violentos, estos personifican a aquellos que la tradición los ha tomado y formado en una línea dura (cuadrada). Pareciera que estos discípulos (violentos) estuvieran al mismo nivel de los samaritanos (no acogedores), pero es por un plano de conflicto antiguo, una guerra histórica. Jesús resuelve este conflicto, superando la oposición a través de una huída.
Casa o aldea + recibir a Jesús = Comunidad Cristiana
Al recibir a Jesús en la casa, se convierten en iglesia, o sea, una comunidad estable, según el modelo del Nuevo Testamento. La casa o aldea donde Jesús se hace presente, es la primera forma de Iglesia. Identificamos la iglesia misionera con varones (los Doce apóstoles) pero Lucas nos muestra que la iglesia misionera también está formada de mujeres que acompañan a Jesús y le sirven (Lucas 8:1-3) NVI nos dice: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él,y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios,Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.”  Esto nos hace ver que las mujeres también pertenecen a la iglesia misionera; ellas están incluidas en el número de los setenta y dos enviados por Jesús.

Cuando mencionamos o hablamos de la iglesia como esposa, también hacemos ver que la iglesia atiende a las mujeres. Aun cuando este texto parta de dos mujeres que representan al conjunto de la iglesia no puede universalizarse. De hecho este es uno de los pocos pasajes donde Jesús es recibido (signo de una iglesia) por una mujer, ya que las casas donde Jesús ha sido recibido han sido propias de un varón.  Entonces podemos decir hasta aquí que la iglesia puede definirse como la comunidad o grupo de aquellas personas que reciben a Jesús.

Casa de Marta = la Iglesia
“Y una mujer llamada Marta, lo recibió en su casa” Es en este pasaje cuando distinguimos dos puntos fundamentales de la iglesia, por un lado está la iglesia del camino, la cual forman Jesús y sus 72 acompañantes (incluidos los doce), y por otro lado, emerge aquí la iglesia de la casa que acoge a Jesús. Aun cuando el texto tenga varias interpretaciones, y se pueda estudiar desde diferentes matices, no debemos de olvidar que esta es una escena de organización eclesial, ya que: ella nos habla de las tareas o labores de la casa donde está acogido Jesús, una casa donde se realizan los diversos ministerios eclesiales.

Lo recibió: Marta representa una comunidad la cual recibe a Jesús y vive a la luz de su evangelio (lo reconoce como mesías).
Lo recibió en la casa: algunos manuscritos los cuales tienen esta lectura, se comenta que la casa aparece sin dueño.  Por esto que, en el contexto eclesial, se alude a la casa de la iglesia. De este modo se pasa de aldea a comunidad cristiana, la cual está vinculada con esa aldea. Cuando Marta recibe a Jesús, se muestra como anfitriona (como dirigente o representante de esa iglesia). En este sentido estaríamos ante una comunidad presidida por una mujer.
Lo recibió en su casa: otros manuscritos dicen que lo recibió en su casa, suponiendo que la casa es propia de Marta, esto convertiría la escena en un encuentro con Jesús de tipo privado o familiar. Aun con este enfoque la casa de Marta se convierte en signo de iglesia

En cualquiera de estos dos puntos de vista, viendo a Marta como dueña o como responsable de la comunidad, no depende de nadie: no es ni hija, ni esposa de un varón, es una mujer autónoma, alguien que puede recibir, y de hecho recibe a Jesús, y es ella quien organiza el servicio de la comunidad. Marta (que en arameo significa Señora, por su raíz Mar, Maran) lo recibe, y esta frente a frente con Jesús, el salvador.

María: Escucha la Palabra a los pies del Señor
El texto nos dice que Marta solo recibe, no dialoga directamente con Jesús en torno a problemas de organización o riqueza, sino que su dialogo (su problema) lo establece a través de su hermana, esto quiere decir que la relación de Marta con Jesús queda mediada a través de su hermana (María). Es así como aparecen enfrentadas dos hermanas, por razón de un mismo varón (Jesús).

Esta representación de amigas-hermanas-rivales, tiene una importancia especial en los textos Hebreos (Antiguo Testamento) donde la causa del conflicto no es la lucha por el amor del hombre (matrimonio polígamo), sino la lucha por el hijo heredero, ya que solo el heredero ofrece a la madre el estatuto de señora. Por eso el llegar a este paradigma en Lucas, nos ilustra las tensiones interiores de la comunidad cristiana (las contiendes sobre los primeros puestos, o en la discusión sobre ministerios) pero a la vez nos hace recordar las tensiones que han surgido entre hermanas y/o amigas. Algunos ejemplos:
Agar y Sara: tienen el mismo marido (Abrahán) pero ambas quieren conseguir el favor de él por medio del hijo que aparece como expresión de dignidad y de poder para una u otra.
Lía y Raquel: tienen como esposo a Jacob, pero aquí, a diferencia de Agar y Sara, las dos son libres y también son hermanas (al igual que Marta y María), las cuales disputan no solo un hijo sino el amor del mismo varón.

Al ver esto, es normal que en el pasaje de Lucas las dos mujeres vengan a situarse en distintas perspectivas, y con ellas se expresa la tensión eclesial. Hasta antes de esto, el texto presenta a Marta como figura positiva, frente a los samaritanos (pueblos o personas) que no reciben a Jesús, y se presenta también como signo de la totalidad acogedora de la iglesia. Pero a partir de ella, también el texto desarrolla la figura de María, su hermana. Aquí el término hermana (adelphe) puede interpretarse de dos maneras:

Hermana en sentido familiar: de sangre, hermanas carnales. María no aparece como dueña de la casa (no es ella la que recibe a Jesús), aunque puede y realiza una función importante. Se muestra subordinada (es la hermana menor), pero nos da la impresión de que puede ocupar el lugar más importante en la vida del único varón de la escena. Ambas pelean por la atención de Jesús, cada una de ellas con lo que sabe hacer (una con el trabajo o el servicio, y la otra con la atención personal).
Hermana en sentido Eclesial: esta versión tiene un mayor sentido y concuerda con el texto (ya que recibe a Jesús, hay una fraternidad eclesial). Aun cuando la palabra hermano puede tener sentido literal, también se debe ver en un sentido más extenso: los miembros del pueblo judío son hermanos, y de una manera muy especial también lo son los cristianos.

Según el estudio nos hace ver que Marta y María son hermanas en un sentido eclesial, ya que son dos creyentes que tienen una responsabilidad especial en la comunidad. Con esta perspectiva extensa de fraternidad de estas dos mujeres, pueden entenderse mejor las funciones que ellas realizan. De esta forma, “la iglesia esposa” de Cristo viene a presentarse como iglesia simbolizada por dos mujeres, que realizan el conjunto de las funciones de la comunidad.

María tiene una representación de discípulo, ya que está sentada a los pies del Señor (Kyrios) según (Lucas 10:39) ella escucha directamente su palabra. El mismo título que se le da a Jesús (Kyrios, Señor) muestra que no es el puro hombre histórico, sino el Señor Pascual (Mesías) que está presente en la iglesia que le recibe. Este pasaje nos muestra dos puntos importantes:
Palabra del Señor (Kyrios): no está hablando de la ley Judía (Tora). María no solamente recibe la palabra del Mesías (nuestro Señor Jesucristo) sino que las hace suyas, Jesús es fuente y sentido de toda palabra (es él el que instruye a la comunidad cristiana “iglesia”, representada María)
Una mujer: la persona que escucha la palabra del Señor, es una mujer, esto rompe todo el modelo usual del judaísmo (como también lo hace en ciertas representaciones cristianas, las cuales no se les permite a las mujeres ser discípulos). Dentro del judaísmo es raro ver a una mujer como discípulo; ya que el escuchar y estudiar la ley se considera cuestión exclusiva de los varones. Esto también sucedió en la iglesia primitiva, donde los ministros de la palabra eran los doce (varones),  dejando en silencio a la mujer en la iglesia. Jesús rompe ese paradigma y permite que una mujer, se siente a sus pies y lo escuche, como discípulo de él.

Diaconía (servicio de Marta)
Para lograr comprender el sentido de la casa (iglesia) y las funciones que se realizan dentro de ella (diaconía) debemos entender el servicio de Marta, desde su propia perspectiva, y también la perspectiva del narrador.

Perspectiva del Narrador: nos dice que Marta estaba afanada (esto quiere decir, distraída con mucho servicio). A diferencia de la concentración y atención de María, Marta está dispersa. Ante la palabra de Jesús se pone el mucho servicio (diakonía), nos resalta que el mucho servicio distrae de la palabra del Señor.

Perspectiva de Marta: Es Marta misma quien se queja de su trabajo, y ella muestra su mucho servicio de otra manera: “tiene mucho trabajo porque su hermana la ha dejado sola” si nos pusiéramos en sus zapato, nosotros definitivamente le diéramos la razón: ya que el trabajo puede y debe ser repartido entre las dos hermanas, entonces si ella esta afanada, es porque su hermana la ha dejado sola.
Poniendo atención a esta fatiga de trabajo, Marta alza su voz en contra de todas las injusticias de la tierra, acentuando el hecho de que algunos dejen de lado sus obligaciones, poniendo la carga en las espaldas de los demás. Ante esta situación Marta tiene razón (la voz de Marta sigue siendo la voz de la justicia de este mundo), pero hay que analizar las razones de cada uno de los personajes y el sentido de trabajo que realizan:

María abandona un trabajo, para escuchar a Jesús: de alguna manera, ella se convierte en desertora de sus funciones (deja la diakonía). En un sentido general, puede ser buena su actitud: ya que ella es la mujer liberada que se puede dedicar al cultivo de la Palabra, escuchando a Jesús. Pero esto implica que la carga de las funciones (sociales y familiares) caigan sobre la espalda de la otra hermana, esto quiere decir que María puede ser contemplativa sólo a costillas de su hermana (el darse el lujo de mujer centrada en la palabra, se convierte en esclavitud, ya que hay un mayor servicio para Marta).

Marta está afanada, porque la dejan sola: Es notorio que ella necesita que le ayude su hermana, porque el servicio así lo requiere. Dicho de otra manera, el recibir a Jesús hace que ella se convierta en servicial: de hecho el mismo mesianismo (la venida de Jesús) se convierte en principio de trabajo.

Diaconía: Marta recibe a Jesús en casa, por lo tanto se preocupa de atenderlo. Tomándolo en el sentido de servicio (diakonein, diakonía) en el Nuevo testamento mayormente en Lucas y hechos, no se trata te atender a la mesa, o considerarse como un simple   criado, sino que se refiere a realizar una tarea ministerial en nombre de otro.
El diacono (servidor) es un representante o un mensajero, es el encargado de realizar la tarea que le ha encargado su Señor mesiánico. A la luz de esto se debe entender el texto de (Lucas 8:1-3) donde nos dice que  a Jesús le acompañaban los doce y algunas mujeres que le o les servían, no porque sean criadas de los doce sino porque eran representantes de Jesús, eran personas que realizaban su servicio de reino, ministros de su obra. El texto nos muestra que los Doce y las Mujeres se mueven al mismo nivel, todos forman parte de la comunidad itinerante de Jesús. A diferencia de los doce, que se dice que solo van o están, a las mujeres se les añade que han sido curadas por Jesús (esto puede aludir a la idea de ser impuras anteriormente, pero también a la pureza y plenitud que alcanzan al ser sanas por Jesús) y que sirven con sus bienes o posesiones a la comunidad eclesial (esto quiere decir que las mujeres que acompañan a Jesús realizan una función ministerial). A diferencia de los varones, no se les pide que vendan sus bienes, sino que se pongan al servicio de la obra de Jesús y de su comunidad, sosteniéndola con sus bienes, este es un claro modelo de las mujeres convertidas y piadosas. Entendemos por esto a Marta desde este trasfondo, ella acoge y sirve a Jesús con sus bienes.

Diferentes maneras de diakonía (servicio)
Antes de escuchar la respuesta de Jesús, veamos las diversas formas de división social que se han dado en los diferentes grupos humanos.

Veamos una división muy usual y mala (dañina para la mujer), la cual la iglesia ha hecho desde hace mucho tiempo, en este pasaje Jesús representa al varón, y marta y María a dos tipos de mujeres:
La mujer trabajadora (representada por Marta) la cual está al servicio de las cosas de los hombres (especialmente de los varones). En un sentido frio, ella es la criada de la casa. Se mantiene en ese lugar para mantener el orden, para cuidar del hogar y de la vida, mientras los hombres (como Jesús y sus doce) van y vienen. Es claro que en este sentido hay una mujer dividida, cansada, la cual protesta en contra de su suerte.
La mujer contemplativa (Representada por María) la cual está al servicio de las cosas de Dios. Para ella el evangelio aparece como una liberación: le ofrecen una palabra interior que ella recibe y cultiva. Logra librarse del trabajo, pero no es dueña de sí misma, y no puede organizar el mundo, ella entra en un camino que se entiende como liberación para el Señor (deja su trabajo en comunidad o en casa, para entregarse por completo a Dios).
Aunque esta división pareciera tener sentido, deja muchos puntos sin resolver, no es tan importante lo que en estos puntos se dice, sino lo que se omite en ambos que es la vida humana. Preguntémonos ¿Dónde queda la maternidad o la administración?

¿Quién lleva la administración de la Iglesia (Comunidad Cristiana)? Es claro que se coloca a las mujeres en las tareas de Marta (servicio, trabajo) y María (contemplación, adoración), pero en algunas iglesias son los varones los que administran tanto a las martas como a las marías, desde mi punto de vista y a luz del texto, esto va en contra de la palabra.
¿Dónde queda el tema de la maternidad (los hijos)? La iglesia los coloca (a los hijos) sobre Marta (una mujer que debe trabajar, una mujer sin palabra), Marta se convierte en servidora del marido o de la comunidad y madre al cuidado de los hijos. Pero también está el lado de María (la mujer que escucha), la cual tiene casi se le obliga a ser célibe (no tener marido e hijos): dedicarse a las cosas de Dios, significa para ella renunciar a una familia en este mundo. Y desde la lectura de este pasaje, esto también va en contra de la dinámica del evangelio.

El gran Conflicto en la Iglesia: el servicio; la mesa (el servicio, Marta) y la Palabra (la contemplación, María): Lucas nos presenta en este pasaje, a modo de parábola, superando el esquema historicista,  el tema de los servicios eclesiales, desde la perspectiva de dos mujeres (Marta: los siete que sirven, y María: los doce que contemplan), dando así un sentido de interpretación distinto de Iglesia. Marta y María representan al conjunto de iglesia (como lo hacen los doce y los siete de Hechos 6) y se descubren como en un espejo, el sentido de los ministerios y tareas de la comunidad Cristiana (comunidad de Jesús).
La respuesta de Jesús…
Un conflicto se soluciona según el contexto y la finalidad de cada pasaje. Es por esto mismo que es peligroso dar por sentado una única narración. En la santa cena, Jesús se identifica con el servidor o diácono (lava los pies de los discípulos, parte el pan y comparte el vino), interpretando el evangelio como servicio humano. Pero en este caso, se sitúa en una postura más personalista, viendo la actitud de cada una colocándose así Jesús, de parte de María, dando una respuesta que lleva cuatro momentos:

—Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas,”: Marta esperaba que Jesús intercediera por ella ante María, para que le ayudara en su tarea (servicio). Pero lo que recibe es algo contrario a lo que esperaba, la confronta haciéndole ver la raíz de su inquietud, no la rechaza ni la condena, pero le recuerda el riesgo de dispersión en el que se encuentra: su preocupación por el servicio (la organización eclesial, el servicio en la iglesia, la comodidad de los invitado, la limpieza de la iglesia, la construcción de la iglesia, el cuidar la comunidad, etc.) pueden separarle de la raíz de la Palabra, distraerla de la fuente del Señor y al hacerlo caería en un nuevo legalismo

Jesús descubre una preocupación destructora en la diakonía de la iglesia, Marta corre el riesgo de caer en una perturbación diaconal, Jesús sabe que la diaconía es fundamental, pero en esa diaconía no puede haber algún tipo de preocupación destructora (ya que no solamente destruye a quien ejerce tal diaconía, sino también al que recibe sus servicios).

“pero sólo una es necesaria.”: Frente a lo perturbada que esta Marta (por su mucho servicio o diaconía), preocupada por muchas cosas. Jesús realza el valor de solo una cosa, y es aquella que es necesaria. Es claro que María sabe que esa cosa necesaria es la búsqueda del reino, esa cosa es necesaria para alcanzar la vida eterna. La búsqueda del reino y el seguimiento de Jesús, son contrapuestas con las tareas ministeriales que perturban a Marta; pareciera que Marta interpreta el evangelio en la línea de muchas obras (la cual es una línea de inquietudes y perturbaciones por la cantidad de trabajo, como si el mundo se salvara a través de las acciones de los hombres y mujeres de la tierra). La única cosa necesaria entonces debe entenderse en el recibimiento de Jesús, para seguirle y cumplir su palabra. Esto quiere decir que Marta debe ponerse a los pies de Jesús como discípula; para poder realizar su ministerio, pero María, debe cumplir la palabra de Jesús, sirviendo en la iglesia a los hermanos.

“María ha escogido la mejor,”: A diferencia de las cosas que perturban a Marta, María escogió la mejor parte, no fue por imposición, ni fue obligada a hacerlo, simplemente ella eligió (exelexato). Aquí muestra que la palabra de Dios no se da como una imposición, sino como una responsabilidad personal; no es fatalidad, sino gracia. A diferencia de los servicios que se pueden imponer, La Palabra, abre para María el espacio de la libertad personal. Jesús respeta y confirma la elección que María ha tenido de escuchar, dando de ese modo valor a su decisión. A diferencia de Marta, María se presenta como una persona que puede tomar una opción, dejando por un lado el nivel de los cuidados angustiosos, o la acción esclavizadora. María elige la parte buena, es heredera de las promesas: consigue el cumplimiento de lo que Dios había preparado para su pueblo.

“y nadie se la quitará.” Esto da alusión a que Marta quiere quitarle a María esa tranquilidad, introduciendo en ella las preocupaciones y cuidados del mucho servicio (diakonía). Es por esto que Jesús se opone, dándole valor a la elección que hizo María, y le dice que nadie le podrá quitar o arrebatarle su opción. La elección de María permanece, junto con la Palabra de Jesús, dentro de la vida de la iglesia.
Cuando dice que nadie se la quitara, da a  entender que hay riesgos de ser arrebatada: eso quiere decir que hay personas dentro de la iglesia que quieren arrebatar a María su libertad de elección (el escuchar la palabra, su autonomía en pensamiento y su capacidad de decisión). 

María elige escuchar la palabra, esto la coloca en una línea de bienaventuranza  autentica: ¡Felices los que escuchan la palabra de Dios…! Esto coloca a María no solo como servidora en un plano externo, sino como su verdadera familia. Aquí se convierte María en el pueblo que realmente escucha la palabra de Jesús (iglesia que adora).

En conclusión
La unión de estas dos mujeres representa la totalidad de la iglesia (la diaconía y el escuchar la palabra), ellas representan a la humanidad que acoge a Jesús. Es por esto mismo que hacer una lectura donde solo destaque o contraponga el carácter de cada una de ellas no es correcto, porque sería solo someterlas a un tipo de jerarquía superior (someterlas a un varón). Si se interpretara en ese sentido:

Marta sería la servidora-criada (encargada de realizar las tareas materiales): a diferencia de la diaconía de los varones, que se convierte en ministerio oficial (autoridad jerárquica). Y María representaría el servicio de aquel que siempre es siervo (no tiene autoridad ni poder para realizar otra cosa. Marta solamente se convierte en aquella persona que debe crear un espacio de vida externa agradable para los varones.
María sería la contemplativa-Pasiva (se limita a escuchar en silencio, pues no tiene palabra que decir, ni acción que realizar): es una mujer-alma dada a escuchar y contemplar, una mujer que siempre está atenta a la enseñanza de los varones.

Este sentido de comprender a las mujeres, destruye el mensaje dado en el texto, el cual simboliza en ellas el conjunto de la iglesia. Marta y María representan aquí toda la iglesia (de varones y mujeres, incluidos ministros/as de ella).  Sabemos que ellas son hermanas, no en el sentido carnal, sino como representantes de la comunidad cristiana que recibe a Jesús. Ellas son signo de conjunto de la iglesia, es por esto que comprendemos los dos grupos fundantes del comienzo de la iglesia.
Marta recibe a Jesús y se afana por realizar el servicio a su persona, pero su mucho servicio le separa de la atención a la palabra en la que todas sus tareas encuentran su cimiento, (Lucas 6:46-49) NVI nos dice “» ¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo? Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica: Se parece a un hombre que, al construir una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento sobre la roca. De manera que cuando vino una inundación, el torrente azotó aquella casa, pero no pudo ni siquiera hacerla tambalear porque estaba bien construida. Pero el que oye mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre que construyó una casa sobre tierra y sin cimientos. Tan pronto como la azotó el torrente, la casa se derrumbó, y el desastre fue terrible.» Es claro que Jesús no condena el servicio, pero la base del servicio está en escuchar su palabra. Si no hay amor en el servicio sino solo acción pura, se convierte en un servicio agobiante y destructor, que va en contra del evangelio.

Marta es la presidente de la comunidad, la anfitriona de la casa, la que sirve el pan, la que da comida a la comunidad, pero al atender todo esto, la conlleva al peligro de activismo puro (crea preocupaciones sin amor), y la iglesia se convertiría en una fábrica de leyes. Marta representa a pastores, lideres, diáconos, organizadores, que por el afán de que la iglesia trabaje y funcione bien, olvidan sentarse y escuchar la palabra de Dios, se ponen al servicio de la iglesia y la comunidad, pero no logran sentarse a los pies del maestro. Creando así una distracción y olvidando el servicio por amor, creando así en algún momento una frustración.

María por otra parte, es la que escucha la palabra, pero no lo hace para quedarse callada después, sino debe hacerlo para cumplir y expandir lo que ha escuchado como lo expresa (Lucas 8:21) NVI “Pero él les contestó: —Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.” María escucha a fondo la palabra de Jesús, de manera que ella puede cumplir y cumplirá lo que Jesús le pida. María representa también a Pastores, Profetas, Adoradores, Misioneros, líderes, etc. que al sentarse y escuchar la palabra de Dios y al recibirla en su corazón y entenderla, van y la cumplen, lo hacen en amor profundo, y muestran su servicio por ese mismo amor.

Solo entendiendo la vida de estas dos mujeres lograremos entender la función de la iglesia, en la cual ninguno es mayor ni menor y todos somos dados a escuchar la Palabra de Dios, pero también nos conlleva a un servicio, por la comunidad de Cristo, no podemos sobrecargar a unos por ser solamente oidores, pero tampoco debemos trabajar tanto como para distraernos de la Palabra de Dios, al escuchar la Palabra todos trabajaremos en comunión y comprensión del evangelio, haciendo todas las cosas por amor, amor a Dios y a la palabra. Bendiciones.