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lunes, 27 de mayo de 2013

Todos necesitamos ser Perdonados (Juan 8:1-11)

Texto
(Juan 8:1-11) NVI dice "Pero Jesús se fue al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le dijeron a Jesús: —Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. 5 En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices? Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: —Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí. Entonces él se incorporó y le preguntó: —Mujer, ¿dónde están?[a] ¿Ya nadie te condena? —Nadie, Señor. —Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar."

Desarrollo
Luego de que Jesús pasa la noche orando en el monte de los Olivos, a solas con su Padre amado, inicia su nuevo día. Estando lleno del Espíritu de Dios, el cual lo envía a proclamar la liberación de los cautivos, como también dar libertad a los oprimidos, en un momento se encuentra rodeado por un gran numero de personas los cuales acuden para escucharlo.

Estando el allí, un grupo de escribas y fariseos irrumpen hacia él, trayéndole a "una mujer que fue sorprendida en adulterio". A estos personajes no les importaba el terrible destino que sufriera esa mujer, ninguno de ellos le pregunto si tenía como defenderse, nadie la interroga. para ellos ésta mujer ya esta condenada. Los que le acusan lo dicen claramente "La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras". Tu ¿qué dices?

Esta escena es muy dramática: por un lado están los fariseos llenos de tensión; por otro esta la mujer, angustiada, sufriendo dentro de si, sabiendo que es condenada a muerte; a su alrededor esta la gente que es expectante. Hasta el momento Jesús guarda un silencio sorprendente. Delante de el hay una mujer humillada y condenada por todos, la cual pronto será ejecutada ¿cuales serán sus últimas palabras que dará por parte de Dios para esta hija suya?

Jesús, el cual esta sentado, se inclina hacia el suelo y escribe unos trazos en la tierra. posiblemente dando a ellos luz.  Los que acusan a la mujer le piden una respuesta, pero debe ser en nombre de la ley. Pero la respuesta de Jesús es desde su experiencia de la misericordia de Dios: tanto la mujer como los acusadores, están necesitados del perdón de Dios.

Mientras que los que le acusan solo piensan en el pecado de la mujer y la condena que debe recibir según la ley, Jesús les cambia la perspectiva y pone a los acusadores ante su propio pecado. Porque ante Dios, todos deben reconocerse pecadores. Todos necesitamos su perdón.

Pero los acusadores siguen insistiendo cada vez más, Jesús poniéndose de pie les dice: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Jesús con esto les dice ¿Quienes son ustedes para condenar a muerte a esta mujer, ya olvidaron su propios pecados y sus necesidades de perdón y de la misericordia de Dios?
En este momento, los que le acusaban se empezaron a retirar uno tras otro. Es claro que para Jesús la pena de muerte (lo que para los ministros sería el quitarle su ministerio, y para los lideres el quitar su liderazgo por alguna falta, o el expulsar a algún miembro por fallar en algún momento) no puede ser la última palabra sobre un ser humano. Jesús sigue diciendo solamente: "yo no he venido para juzgar al mundo, sino para salvarlo".

Este diálogo de Jesús con la mujer, nos muestra una nueva luz sobre su actuación. Los que le acusan se han marchado, pero la mujer (la cual esta humillada, y acusada) no se ha movido. Pareciera que necesita escuchar una palabra de Jesús, algo que le de un sentido de vida nuevamente, algo que re regrese su dignidad, esta mujer todavía no se siente libre. Hasta que Jesús le dice "Tampoco yo te condeno. Vete y, en adelante no peques más".

Jesús no solo le ofrece su perdón, sino que al mismo tiempo, le esta invitando a no volver a pecar. Con esto comprendemos que el perdón de Dios no anula la responsabilidad, sino que exige una conversión. Jesús sabía que Dios no desea la muerte del pecador, sino por el contrario quiere que se convierta y viva...